Hacia un lugar encantador: Cabo de la vela

Desde el año pasado me propuse conocer un poco de mi país algo complicado pero no imposible cuando solo puedes tener pocos días en el año para viajar. El objetivo de éste 2019 comenzó de manera diferente y era aportar un poco a la educación de los niños en la guajira, departamento que tiene destinos asombrosos como el Cabo de la vela y Punta Gallinas. La idea no era ir sola, era ir con alguien que conociera la región y me colaborara a contactar con las personas indicadas para hacer esta actividad.

La Guajira para muchos es un destino desconocido, poco interesante y algo alejado, pero realmente debería volverse uno de los destinos más importantes en la lista de lugares por explorar de Colombia.

Y así Fue, esta aventura comenzó con Magic Tour, hacia las 6:20 am me encontraba en Palomino después de haber estado en la sierra Nevada, tomamos un buen desayuno de caldo con costilla y arepa y nos alistamos para nuestra aventura por el desierto de la Guajira.  Esta ruta hacia el norte de Colombia era totalmente desconocida para todos los que íbamos, el trayecto desde palomino hasta Riohacha fue de dos horas aproximadamente, tiempo importante para conversar con los que me acompañaban.

Una vez llegamos a Riohacha, seguimos el camino por la troncal del Caribe y nos desviamos hacia Manaure, 116 km de carretera pavimentada. Mientras llegábamos pudimos ver a la distancia  las famosas y paradisiacas playas de Mayapo, y paradisiacas porque éramos fascinados con el color azul turquesa del mar que se mezclaba con el azul profundo del cielo, que maravilla.

Más adelante llegamos a las salinas marítimas más importantes del país. Desde el inicio a este lugar se puede comenzar a ver las charcas (así se le dice de dónde sacan la sal) que pertenecen a las grandes empresas y donde íbamos a hacer nuestra primera parada veríamos las pequeñas charcas que pertenecían a la comunidad. En este pueblo hay cinco comunidades que viven del oficio de explotación de este material.

Salt Ponds, Manaure
Charcas de sal, Manaure

Apenas llegamos, los niños y adultos comenzaron este producto, la sal. Y según decían servía para todo tipo de dolencia, hasta para la famosa pecueca…allí si me pude reír, y la niña que me la ofrecía era muy convincente, pues era tal cual culebrera.

Mientras iba fotografiaba el lugar, hubo un momento muy especial porque los niños se divertían jugando cobre un morro de sal, era lo mejor que lo pasaban, y a las vez iba conversando y conociendo un poco más a mis compañeros de 3 días de viaje. Unos venían de Francia, Holanda EEUU y ya estaban visitando nuestro país desde algunos meses atrás y estaban fascinados con nuestras riquezas culturales, tradicionales y sobre todo del paisaje. Yo era la única colombiana parlanchina (así se le dicen a los que hablan mucho y no paran), y es que era encantada preguntando sobre un lugar nuevo para mí. Sino que lo diga Juan Carlos el conductor que nos llevaba.

Children of Manaure
Niños de Manaure

Aprovechando ese momento, conversé con los locales, y me encontré con Yanitza quien me contaba que toda su vida había vivido allí y para hacer este trabajo tenían que levantarse muy temprano para recoger los bultos de sal y llevarlos a Riohacha antes de mediodía para que les cogiera el sol. No me cabía en la cabeza que por cada  tonelada de sal en sitio se vendía a $20.000 COP, 6,7USD aproximadamente, muy poco para el trabajo que tienen que hacer.

Seguimos nuestro camino conocimos una pequeña parte del pueblo de Manaure (por que no es solo el lugar de las charcas) y luego pájaro un corregimiento al norte de Manaure y donde también hay la opción de hacer ecoturismo. Continuando asi por un camino de trocha  donde se recomienda no parar pr ser lugares privados y para los Wayuu somos Arijunas (extraños, ajenos a su comunidad), un recorrido de 40 minutos aproximadamente hasta llegar al famoso punto de 4 vías, es el punto de partida hacia Uribía, Maicao, Riohacha y cabo de la vela. Allí cabíamos de van a un vehículo 4×4, porque ya el terreno que debíamos seguir era más exigente.

4 Vias

En este punto nos regalaron una sorpresa, ver pasar el tren del cerrejón con sus 1,5 km de largo que iba en camino a Puerto Bolívar. Par los que no sabían, El cerrejón es la mina de carbón más grande del mundo.

Una vez en los nuevos vehículos emprendimos nuestro camino hacia cabo de la vela, era muy interesante ver como cambiaba la vegetación, comenzaba un paisaje desértico, y el clima se hacía más fuerte, pues desde Noviembre del 2018 no llueve en la Guajira. Segunda parada: desierto de Ahuyama , fue muy chévere ver como se formaba el suelo árido y poco pedregoso por la existencia de mar en esta zona, y cuando de repente salieron unos niños de la nada a saludar y a pedirnos confites (ya les contaré en el blog de Punta Gallinas él porque es bueno llevar galletas).

Desert Ahuyama
Desierto Ahuyama

Continuando nuestro viaje, llegamos al pueblo de cabo de la vela, Pueblo donde antes era Ranchería, luego cementerio Wayuu y después paso ser un pueblo de pescadores. Para los que no sabían allí vivió la abuela del cantante de Vallenato Diomedes Díaz. Y que ahora es un pueblo que vive del turismo, artesanías y pesca.

Se dice que cabo de la Vela fuera de ser un lugar mágico, es el “Punto de partida de los difuntos a lo desconocido”, según la tradición Wayuu.

Estos viajes los aprovecho para aprender un poco de la cultura, y así lo hicimos, tuvimos clase de Wayunaiki (lengua oficial Wayuu), la idea eran palabras básicas, porque considero que es muy importante por lo menos aprender algo cuando estas en un lugar diferente al idioma que manejas, y hacérselo saber a los locales es decirles que su cultura es muy importante. Jesús nuestro conductor fue nuestro instructor, y sí que logramos retener algunas, como Anayawats, quiere decir Gracias.

También aprendimos algo de su cultura, como que cada familia tiene un Palabrero, que es el líder, es quien toma las decisiones más importantes; como cuánto debe pagar el hombre cuando quiere desposar una mujer Wayuu, cuantos chivos debe dar, cuantas botellas de whisky y lo demás que considere. Que diferente no?

Kitesurf, Cabo de la Vela
Kitesurf, Cabo de la Vela
Child, Cabo de la Vela
Niño, Cabo de la Vela

Cuando llegamos al pueblo, tuvimos el pacer de comer Cojinoa, un pescado típico del pacífico colombiano, con su arroz con coco y patacón, perfecto para la hora que ya era 1:30 pm, y el hambre ya nos estaba atacando. Descargamos maletas en el Hospedaje Mónaco, y pudimos quedarnos en Chinchorros, hamacas en Wayuu. Sabías que para dormir no se hace en forma longitudinal si no en diagonal para que la columna no quede curva?.

Los chinchorros a diferencian de las hamacas se teje en hilo y tiene una especie de falda que sirve como “manta” para abrigarse en las noches algo frías del desierto.

Hospedaje Monaco, Cabo de la Vela

Como aún nos quedaba tiempo, nos fuimos rumbo al Pilón de azúcar a tan solo 30 minutos, ya su nombre es por la forma que tiene, nuevamente nos tropezamos con los mágicos colores, y sumándole el dorado de su arena en la playa. Para subir al Pilón,  hay que hacerlo suave por que el viento es muy fuerte y no llegar fatigado a la cumbre, además que no sería agradable resbalarse por su camino de cascajo y piedras. Estando en su cumbre, se puede sentir el fuerte viento que es capaz de hacerte caer, pero no importaba porque el paisaje merecía que te quedes un buen rato para contemplar.

Pilón de azucar
Cumbre pilón de azucar

Al bajar del pilón nos fuimos a pasar una tarde en la playa, y nos fuimos a sus famosas playas, de arena dorada y mar fresco. Si te animas, puedes comprar mochilas Wayuu, de muchos diseños y colores.

Sobre las 4:30 pm nos fuimos a ver el atardecer, en otro puno de la alta Guajira, nos fuimos al Ojo de agua, un lugar donde decían que en esta piedra nacía agua dulce. Es una pequeña montaña de donde puedes ver el mar caribe. Por lo general , siempre que vamos a un lugar siempre observamos hacia el frente, pero pocas veces hacia atrás, y esta vez, quedamos sorprendidos con el paisaje que nos regalaba esta región, un terreno árido y algo  montañoso, un desierto limitado por el mar, y que hace cambiar en algo la perspectiva del lugar que visitamos.

 

Eye of the water
Ojo del agua

Ya cayendo la tarde nos quedamos en el cerro de la tortuga para ver el atardecer, Nuestro guía nos aconsejó que nos quedáramos allí, y fue la mejor decisión pes solo habíamos 4 personas admirando esta maravilla de la naturaleza y fue el momento más tranquilo y de conexión  que pude sentir durante todo el trayecto.

Turtle Hill
Cerro de la tortuga
Sunset of the Turtle Hill
Amanecer cerro de la tortuga

Ya sobre las 6 nos devolvimos al hostal Mónaco a tomar una ducha, cenar, tomar un par de cervezas, aprovechamos para bailar y compartir un poco más porque el siguiente día tendríamos que salir muy temprano a Punta Gallinas……ya les contaré en le próximo blog.

Si estas interesado en realizar este tour al Cabo de la vela, puedes encontrarlo aquí:  https://magictourcolombia.com/es/tours/cabo-de-la-vela-2-dias/

 

Acerca del autor

Gisela Ramírez, Colombiana, Arquitecta, bloguera viajera, y encargada de descubrir un poco más mi país, enamorada del mundo.

 

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